DON ANDRÉS MAYORAL
Arzobispo
de Valencia
Descendiente del Solar de Valdeosera
(Primera parte)
Luis Pinillos y Lafuente
Divisero del Solar de
Valdeosera
Divisa “Pedro Sáenz de Velilla”
0. PREVIO
El Solar
de Valdeosera es una Institución Nobiliaria
cuyo origen se remonta más allá de la Alta Edad Media. De la riojana
Sierra de los Cameros, es el único Solar Conocido que es tenido como tal por la
Real Chancillería de Valladolid, y así lo atestigua el documento:
“Práctica y Formulario de la Chancillería de Valladolid, año 1667”,
donde se lee:
“Diligencia contra la hidalguía de propiedad”
“Lo primero saber si la casa, y solar cuya
descendencia se pretende está sita, o no, en las partes, y provincias que
declara el litigante, que han de ser Galicia, y sus montañas, el Principado de
Asturias con sus quatro sacadas, y merindades de Santibañez, montañas de
Castilla la biexa, y sus valles el Señorío de Vizcaya, con las encartaciones,
la Provincia de Guipúzcoa, y Álava, y sus liermandades, y alguna parte de la
Rioja, donde ay las casas de la picina, y de ValdeOsera”.
Pertenecer
al mismo ha sido, siempre, prueba irrefutable de la calidad de hidalgo de sus
diviseros (diviseros, porque poseen y conocen sus divisas, como lo confirman
los libros donde están registradas). Su
propiedad territorial y de dominio jamás ha sido partida o enajenada (condición
sine qua non para ser considerado
Solar Nobiliario) ocupando una extensión de, aproximadamente, mil hectáreas donde se
ubica un núcleo urbano denominado Villa de Valdeosera (Valle de Osos).
(Fg. 1)
Conforman la villa: Una iglesia románica (S.XIII);
una torre fuerte (almenada en tiempos) que mantiene en la fachada principal un
blasón de alabastro (Fg.1) con
las Armas del Solar (Libro Becerro Quinto de Blasones donde está la antigüedad
de la Nobleza de España, …a fojas 353 y
siguientes…), y trece casas. No está permitido mayor número de viviendas
que las establecidas, y ocupadas en su fundación, por los trece hijos varones
del General don Sancho, que militó a las órdenes del rey don Ramiro I y batalló
en Clavijo, por el año 844.
Estos hidalgos parcelaron (dividieron) su coto
redondo (deslindado por mojones reconocidos), pero todos eran por igual -como lo son ahora sus descendientes-,
copartícipes del Señorío y de sus Divisas, nadie
a nivel personal se lucra o reparte cosa alguna. Las directrices
para el buen gobierno del Solar vienen marcadas
por las “Ordenanzas Viejas de 1579” y
su propia historia; recogida en los libros de su Archivo.
Casa
y parcela van incluidas en cada una de las trece divisas que conforman el
Solar; los hijos del cabeza de casa que las posee, tienen que ir abandonando la
villa al aumentar su número, si bien, permaneciendo vinculados con su
inscripción y adscripción a éste, preconizan su oriundez y linaje manteniendo
el derecho a la parte proporcional que les corresponde de su Divisa.
1. EL PERSONAJE
El libro “Valdeosera-El
Solar de las Trece Divisas” (Logroño 2008) incluye los nombres, y una breve
semblanza, de varios de estos destacados y notorios descendientes, pues el riojano Solar de
Valdeosera es, posiblemente, el núcleo familiar que más personajes ha dado a La
Rioja, a España y a la Hispanidad. Uno de ellos llegó a ser Arzobispo de
Valencia; su nombre:
ANDRÉS MAYORAL Y ALONSO DE MELLA.
Conocido como el Arzobispo Mayoral (Fg.2). No se
sabe la fecha exacta de su nacimiento (en el árbol genealógico de los Mayoral,
su referencia es: Z-1121124). El libro de bautizados sólo nos dice que recibió
las aguas bautismales el día 1 de diciembre de 1685 en la iglesia parroquial de
San Martín, de Molacillos (Zamora), donde había nacido y donde residían sus
progenitores -una pequeña localidad en Tierra de Campos situada apenas a quince
kilómetros de la capital zamorana-. Pese a desconocer con exactitud la fecha de
nacimiento, no resulta muy arriesgado tomar como más probable la del último día
de noviembre, festividad de san Andrés, en cuyo honor recibió el nombre en la
pila de bautismo. El 13 de abril de 1692 fue confirmado en la iglesia de Torres
del Carrizal (Zamora) por el arzobispo-obispo de Zamora don Antonio de Vergara.
(Fg. 2)
Hijo
legítimo de Pedro Mayoral y Hernández, de nobleza riojana secular, y Catalina
Alonso de Mella Pérez y Galán de Olmedo, natural de Molacillos y descendiente
de un hermano del cardenal Mella, obispo que había sido de Zaragoza.
Descendiente,
por línea agnaticia del Solar de Valdeosera, Divisa “Regajal”, con el apellido compuesto: García de Mayoral. (Como
tantas veces, a un apellido muy generalizado se le añadía un de..., y finalmente desaparecía el
patronímico). Hermano de Ambrosio Mayoral, emparentado con la familia San Pedro
de Coreses, que fue regidor de Zamora y uno de sus hijos, Andrés Javier José
Mayoral fue el primer Marqués de Villagodio.
Nieto de
Antonio Mayoral y Águeda Hernández, natural de Molacillos. Segundo nieto de
Antonio Mayoral y Antonia Carranza, natural de Torres (Zamora). Tercer nieto de
Martín García del Mayoral y Magdalena de Huerta (Martín otorgó testamento en la
villa de Hornos de Moncalvillo, La Rioja, en 28-02-1601). Cuarto nieto de Juan
García Mayoral, “El viejo”, y María
de Corral (Juan, “El Viejo”, otorgó
testamento en la villa de Hornos de Moncalvillo “en extramuros, cerca de la casa del otorgante” en 28-06-1594).
A los
doce años marchó a Villagarcía de Campos (Valladolid) para estudiar en el
colegio que allí tenía la Compañía de Jesús. Terminados sus estudios en
Villagarcía pasó al convento de Santo Domingo, en la capital zamorana, donde
cursó Artes y Gramática como alumno externo residente en la parroquia de San
Antolín, según declaración que presta en el mismo proceso de ordenación el
párroco, don Joseph Baz, a 9 de noviembre de 1702.
Contando
veinte años y con dispensa especial, ya que no contaba con las órdenes mayores
pues aún era estudiante de Humanidades en el convento de Santo Domingo, de
Zamora, fue nombrado el 24 de diciembre de 1705, Capellán de la capellanía
perpetua de Nuestra Señora de La Concepción y de Las Benditas Ánimas del
Purgatorio, promovida por su bisabuelo Antonio Hernández y creada -según consta
en el documento de erección-, el 7 de octubre de 1669. La única que ha estado
instituida en la iglesia parroquial de San Martín de Tours, en Molacillos. Fue
el segundo en ocuparla, y la dejó en mayo de 1731. Las posesiones de esta
Capellanía abarcaban una extensión aproximada de 400 hectáreas, repartidas en
300 fincas. También poseyó algún tiempo el beneficio de Villaseco, del que hizo
dejación a favor de su sobrino. La familia Mayoral tenía, también, una
capellanía en la parroquia de Moraleja del Vino (Zamora).
En 1715
residía en Madrid, no sabemos con qué objeto, pero conocemos que allí recibió
la parte de la herencia producida en su favor al morir su hermano Francisco.
Fue
Colegial de San Ildefonso, de la Universidad de Alcalá de Henares; en 1718,
consta como catedrático de Artes. Ocupando esta cátedra opositó a la canonjía
penitenciaria de la Catedral leonesa. El 19 de octubre de 1719 fue elegido por
el cabildo catedralicio leonés para desempeñar el puesto de penitenciario entre
los siete opositores presentados “y todos
theologos”. Se le concedió la posesión (“Colegial mayor y Canónigo penitenciario de la S. I. C. de León”).
El 21 de marzo de 1720 y la recibió, por enfermedad de don Andrés, don Gaspar
de Rivera, su apoderado. Desde el 1º de septiembre de 1720 hasta 31 de agosto
del año siguiente formó parte de la Diputación General del Cabildo y fue
corrector incorporado al coro del obispo. El 8 de agosto fue nombrado
examinador sinodal. El 20 del mismo mes, ante la imposibilidad del
maestrescuela para desempeñar sus funciones como secretario de cartas, es
nombrado don Andrés para sustituirlo. Para el año eclesiástico que comenzó el
1º de septiembre de 1721 fue nombrado por sus compañeros capitulares juez
adjunto y diputado general.
En 23 de agosto de 1728 el
cabildo sevillano, presidido por su deán, don Alonso de Baeza y Mendoza, nombró
al canónigo Sánchez de Monroy, residente en Toro, para presidir la comisión que
investigaría la limpieza de sangre del aspirante; el 11 de octubre de 1728 “hizo su despedida el Sr. D. Andres Maioral
pª Sevilla donde ha sido electo canónigo Magistral”. Una vez firmada el 6
de diciembre la información que demostraba su idoneidad para el cargo tras las
investigaciones realizadas en Molacillos, Torres y Casaseca, don Andrés pasó a
servir en el cabildo de la Santa Iglesia Metropolitana y Patriarcal de Sevilla
como canónigo magistral o lectoral. Cesó en este servicio antes del 20 de
febrero de 1732, fecha en la que el cabildo inicia el expediente de limpieza de
sangre de don Alfonso Tejedor que aspira a cubrir la vacante de don Andrés “nombrado para Ceuta”.
(Fg. 3)
Habiéndosele
ofrecido los obispados de Barcelona y Ceuta, aceptó este último por ser más
pobre y allí permaneció seis años (del 9 de abril de 1731 hasta 1738), tiempo
que le bastó para reconstruir el Templo Catedral (Fg.3), en cuyas obras invirtió más de mil libras.
Una de ellas fue la construcción de la
riquísima balaustrada de bronce que bordeaba la vía sacra, desde las pilastras
del crucero, límite del antiguo coro, hasta las gradas del altar mayor,
transformado en el coro moderno. Un magnífico púlpito de bronce en que
predicaba el prelado, destruido en 1936 y un riquísimo Pontificial, robado en
la misma fecha. Un pavimento de losas de mármol, en el que invirtió más de
30.000 pesos, sustituido recientemente por el actual. A él se debe la obra del
retablo de la capilla del Sagrario, donde campea su blasón, y óleos para los
retablos laterales que fueron encargados a Bernardo Lorente, pintor sevillano.
Los hermanos del nuevo
obispo, don Antonio y don Ambrosio, para celebrar el nuevo destino, ofrecieron
al Ayuntamiento de Zamora ocho toros para ser toreados en la Plaza Mayor, al
mismo tiempo que solicitaban que se pusiesen luminarias, se tocase el reloj y se
pidiera a la ciudad de Toro que enviara su clarín para dar mayor brillantez a
la corrida.
(Fg. 4)
En 1737
Felipe V lo propuso para el Arzobispado de Valencia, siendo ratificado por el
Papa Clemente XII, el 25 de enero del mismo año. Tomó posesión el 31 de marzo
de 1738, en la persona de D. Jerónimo Monzonís, Canónigo de esa Catedral (Fg.4) e hizo
su entrada en Valencia el 8 de septiembre del mismo año.
Conocida
la noticia en Zamora, cabildo y Ayuntamiento, volvieron a ordenar festejos,
luminarias, misa y Te Deum para celebrar las buenas nuevas. Sus hermanos, para
festejar el nombramiento, ofrecieron una comida popular en Coreses y doce toros
para ser toreados en la feria zamorana de San Pedro.
Al llegar Andrés Mayoral a Valencia como
arzobispo, hacía más de seis lustros que la Diócesis se encontraba
prácticamente huérfana de atención pastoral por parte de los prelados, ya que
tanto Antonio Folch Cardona, por razones políticas (apuntarse al bando del
archiduque Carlos, perdedor en la Guerra de Sucesión, le obligó al exilio en
Viena), como Andrés de Orbe Larreategui, por sus obligaciones en la Corte
estuvieron ausentes del Arzobispado. Visitó todas las parroquias del
Arzobispado, procurando atender sus necesidades, dotándolas de cuantos enseres
y ornamentos litúrgicos pudiesen necesitar.
Se
preocupó de restaurar y cuidar la disciplina del cabildo y clero, harto
relajada y descuidada por los tiempos que corrían, dio normas sobre la
administración de sacramentos, ceremonias sagradas, oficio divino, cumplimiento
de sufragios, inversión de las rentas piadosas y de los bienes eclesiásticos. Hasta entonces asistía a los
cabildos un escribano público, y le sustituyó por un capitular secretario que
redactase las actas a leer y aprobar en el cabildo inmediato, según se realiza
actualmente.
Impulsó
la creación de centros docentes, como la Casa de Santa Rosa de Lima donde se
educaban más de mil niñas; las Escuelas Pías, o colegio de Pío V, con su
magnífico templo, donde fundó el Seminario Andresiano para estudiantes pobres y
otros colegios, perfectamente dotados, en las calles de Ángel, Horno Quemado,
Sagunto, Patraix, Grao y Brosquil de la ciudad de Valencia. En el barrio del
Grao erigió una ermita de la Virgen del Rosario, hoy parroquia, para comodidad
de los pescadores.
Fue benefactor
del Hospital General, del Colegio Imperial de Huérfanos de San Vicente Ferrer y
de la Casa de la Misericordia donde se llegaron a repartir diariamente más de
4.500 comidas. Socorría los monasterios de su archidiócesis, auxiliaba a los
labradores cuando perdían sus cosechas, dotaba doncellas que quisieran casarse
o entrar en algún convento, y su pródiga mano no dejaba necesidad sin atender.
Incluso llegó a socorrer al rey Felipe V con 180.000 reales “para sus necesidades”.
Testimonia
la liberalidad del arzobispo Mayoral, el que de las 142.000 libras, renta
entonces según tesorería de la Mitra Valentina, sólo se reservase para subvenir
a las necesidades de Palacio y familiares, la décima parte, invirtiendo las
restantes en obras culturales y benéficas y en construcción y reparación de
templos.
A él se
le debe la fundación de la Casa Colegio de PP. Agonizantes de San Felipe Neri,
que asistían y consolaban a los moribundos en sus domicilios, al igual que lo
efectuaban actualmente los Hermanos Camilos.
A la
parroquia de Moraira donó, en 1746, la imagen de la Virgen de los Desamparados
para colocarla en la ermita del Castillo, y otras muchas parroquias se vieron
beneficiadas por su magnanimidad. Una de sus obras predilectas fue la iglesia
de San Andrés, en L’Alcúdia, obra proyectada por José Vilar Miralles, cuya
primera piedra fue colocada personalmente por don Andrés el 30 de noviembre de
1746 -¿quizá por ser su cumpleaños?- y cuyo remate no pudo ver realizado.
El arzobispo Mayoral estuvo
muy vinculado a Xàtiva; una prueba de ello la tenemos en la “Casa de la Enseñanza”, fundada y dotada
por él mismo. Modernizó su hospital. Se preocupó de que se reparase la
Colegiata y nombró una comisión para que se encargase de revisar e inspeccionar
cada tramo de esta gran obra, la cual fue a inspeccionar personalmente en 1745.
Los primeros arquitectos parece ser que tenían el trazado de la Seu en forma de
cruz griega y el Arzobispo, sabio reorganizador y muy entendido en arquitectura
y arte, pidió que cambiaran los trazos y los convirtieran en cruz latina, o
sea, alargaran los pies del templo, pues de la otra manera quedaba demasiado
pequeña.
(Fg. 5)
El Arzobispo dejaba en buenas manos las
obras de la Seu de Xàtiva (Fg.5) y
prometió que volvería a bendecir e inaugurar el término de estas obras
señaladas por el mismo prelado. Y así ocurriría en los primeros días de agosto
del año 1753 fecha señalada para la traslación de la imagen de la Mare de Déu
de la Seu. Este templo llegaba tan solo al crucero y no más. Al llegar al altar
se entonó el Te Deum Laudamus. Luego se colocó la imagen en su sitio. Al acto
asistió el Ayuntamiento en pleno.
El actual
Museo Catedralicio-Diocesano de Valencia tuvo su partida en el "Museo de Antigüedades" o "Museo Diocesano Valentino", que
creó el arzobispo Andrés Mayoral en 1761, donde se custodiaban valiosas piezas
clásicas procedentes de las excavaciones en la villa romana de Montanyeret, y
amplias colecciones numismáticas. Este museo estuvo instalado en el Palacio
Arzobispal hasta que se perdió en 1812 con el incendio propiciado por la
invasión francesa.
Fundó la
biblioteca pública del Palacio Arzobispal, con más de 12.000 volúmenes. Como
fiel representante de la época en que le tocó vivir, fue creyente en los
principios de la Ilustración, tamizados por la doctrina católica. Pese a
recibir su primera formación en un colegio de la Compañía, estuvo más cerca de
los seguidores de Jansenio que de los ignacianos, y defendió el arte y la
cultura considerando la ignorancia como uno de los peores pecados de la humanidad.
Estos pensamientos le hicieron patrocinar la Academia de Bellas Artes de
Valencia en la que Carlos III basaría -el catorce de febrero de 1768- la
fundación de su Real Academia de San Carlos.
También
poseía la titulación -siendo arzobispo de Valencia- de “Barón de las Baronías de la Villa de Chulilla y Bolulla,” y “Señor y Dueño temporal de la Villa de Puzol”.
En 1762 dispuso que los
libros parroquiales se escribieran en castellano. En los ayuntamientos lo
venían haciendo desde muchos años antes.
(Fg. 6)
A sus
expensas, fue reconstruido en 1745 el antiguo puente (Fg.6) sobre
el río Valderaduey, en Molacillos, el cual discurría libremente y, aunque de
escaso caudal, en los meses de invierno sus fuertes riadas inundaban las
riberas formando grandes zonas encharcadas.
(Fg. 7)
En él
dejó Mayoral su impronta, como puede verse por la labra armera del Solar de
Valdeosera (Fg.7), que
sobre el pretil del viejo puente aún soporta las inclemencias del tiempo.
(Fg. 8)
Del mismo
modo, en 1748, encargó la construcción de la iglesia parroquial (Fg.8) de su
pueblo natal. Un templo de estilo barroco levantino -de lo más inusual por esas
latitudes-, y una espectacular torre. Sobre la fachada principal, dos labras en
piedra del escudo de armas del Solar de Valdeosera (Fg.9), y en
su interior, más representaciones de su blasón y exuberante decoración.
(Fg. 9)
Los de la
fachada se hallan colocados uno a cada lado de la puerta, separados de ella
poco más de un metro y casi a la misma distancia sobre su dintel. El material
de que están hechos parece mármol blanco. Su tamaño aproximado es de 110 x 100
centímetros, siendo mayor en altura.
El arzobispo Mayoral tenía
derecho al uso de un escudo de armas por su dignidad eclesiástica. Además, como
descendiente del Solar de Valdeosera, en La Rioja, y su casa o linaje de la
Divisa “Regajal”, de donde era
oriunda la familia (García) Mayoral.
Don
Andrés, en sus tiempos de arzobispado utilizó un blasón diferente al usado en
Zamora. Según la descripción de Olmos y Canalda y lo observado en los sellos de
papel que autentifican los documentos arzobispales, su sello en seco, era el
del Solar de Valdeosera: “de forma
ovalada, de 51 por 44 mm. Representa el escudo del prelado Mayoral. Es
cuartelado: 1º. dos torres, sumadas cada una de una bandera; 2º. dos crecientes
tornados, el uno sobre el otro, rodeados de catorce estrellas de seis puntas;
3º. león rampante, y 4º. árbol y oso pasante a la derecha; el escudo con
bordura cargada con veneras y cruces de Santiago. Superado de escudete
cuartelado: 1º. escaqueado, 2º. y 3º. jarro con flores, y 4º. oso pasante a la
derecha; todo surmontado de cruz griega trebolada y timbrado de capelo con
cordones con diez borlas en cuatro series. La leyenda dice: D. ANDRÉS MAYORAL.
D. ARCHIEPISCOPUS VALENTINUS”. (Fg.10).
(Fg. 10)
Durante este pontificado, en 1761 visitó Valencia
Carlos III; asimismo, ya designado para el Arzobispado el señor Mayoral, en
1737 Felipe V celebró un concordato con la Santa Sede y otro en 1753. En 23 de
marzo de 1763 prohibió las procesiones de disciplinantes, que se celebraban en
aquella época en Valencia.
(Fg. 11)
Trasunto fiel de Santo Tomás de Villanueva, le
amaron y elogiaron los pontífices Clemente XII y Benedicto XIV; le pedían sus
consejos Felipe V, y Fernando VI; y Carlos III le tuvo en tal veneración que
con frecuencia se encomendaba a sus oraciones.
Con don Andrés Mayoral tuvo Valencia el pontificado
más largo y fecundo del siglo XVIII. La ciudad, agradecida a tamaña
generosidad, ha perpetuado la memoria de tan insigne prelado, rotulando con su
apellido una de las calles (Fg.11) lindante con el ayuntamiento -la misma donde fundara
la Casa de Santa Rosa-, rótulo que ha sido respetado hasta nuestros días.
Por sus excelsas virtudes, amor a los pobres y afán
por la cultura, dejó en pos de sí el señor Mayoral estela luminosa, cuyos
resplandores llegan todavía a nosotros en sus obras, que le señalan como
estrella de gran magnitud entre los prelados valentinos.
De
avanzada edad, el señor Mayoral, sintiendo faltarle las energías necesarias
para el adecuado gobierno de su vasta diócesis, presentó reiteradamente la
dimisión de su cargo, que nunca le fue admitida, hasta que lleno de virtudes y
cargado de méritos, con santa resignación cristiana, bajó a la tumba en 6 de
octubre de 1769, a los 84 años de edad, en Valencia y fue sepultado en la
Catedral, al pié de la grada del antiguo presbiterio, donde hoy campea el
baldaquín. Sus restos, al efectuarse una reforma del templo metropolitano,
fueron trasladados, en 1941, al Panteón del Cabildo Catedralicio y, posteriormente, pasaron a
ocupar un lugar en un altar restaurado de la girola de la Catedral.
(Fg. 12)
Compendia
maravillosamente la vida de tan gran Prelado, la inscripción que ostentaba su
losa sepulcral (Fg.12) -en la
Capilla de San Dionisio y Santa Margarita S.XIII-, que es como sigue:
D.O.M. - ANDREAE MAYORAL ZAMORANO - ARCHIEPISCOPO
VALENTINO - EX COLEGIO MAYORI COMPLU- TENSI - MERITO SUO CANONICO LEGION. AC
HISPAL - INDE AD CENTESEM MOX AD
VALENTIN – PONTIFICA - TUM EVECTO - VIRO VIRTUTIBUS SUIS EXEMPLIS AC -
PRAECLARIS IN PAUPERUM SOLATIUM 'MONUMENTIS' - IMMORTALI: S. ROSA AD PUELLAR
ERUDIT. A DIUM MAGNIFIC. - SEMINARI ANDRESIANI: COLLEGIL AC TEMPLI -
PATRUM INFIRMIS INISTRANTIUM DOMUS
FUNDATORI - PATRONO AC PATRI - GENERALI VALETU- DINARIO ET XENODOCHIO - AUCTIS
AEDIBUS ARCHIEPISC. AC RENOVATIS - BIBLIOTECHA PUBLICA CONDITA ATQUE A SE
ORNATA - BONARUM ARTIUM S ARCHIEPISCOP. XXXII ANNO - HIC LAPIS AB OSSIBUS
ILLUSTRI- BUS - AD HOC PAVIMENTUM MARMORIBUS A SE STRATUM - ET INTER AENEOS
CANCELLOS IMPENSIS EIUS STRUCTOS - PASTORI OPTIMO AC DESIDERATISSIMO".
Tres
leyendas corren por tierras de Molacillos; la
Mora del Teso, la muerte del joven
albañil y el zagal que llegó a ser
arzobispo. Una de las versiones más curiosas, que hacen referencia a este
arzobispo Mayoral, puede verse en internet.
(Continúa
en: Segunda parte)
No hay comentarios:
Publicar un comentario