SORIA Y LA RIOJA
POR D. LUIS PINILLOS Y LAFUENTE
La Rioja es una comarca natural
-como La Garriga, La Alcarria o Las Hurdes- , considerada así desde finales del
siglo XVI, por lo menos. Su identidad política en el sentido actual, no existió
hasta que las formas liberales, la convirtieron en provincia, con su capital en
Logroño, el año 1822. La “Comunidad Autónoma de La Rioja”, como hoy se
denomina, fue creada el año 1982.
Los que se autoproclamaban y
consideraban moradores del “país rioxano”,
con anterioridad a aquella fecha, eran en la realidad administrativa sorianos y
burgaleses; y hasta allí debían llegarse para resolver todas sus “cuestiones”. A
la soriana pertenecía la parte norte de la serranía Ibérica, conocida como: “Tierra de Cameros”, cuyos ríos vierten
sus aguas en un mismo común, el Ebro.
La Rioja aparece con letra impresa,
en el capítulo IX del documento: “Práctica y Formulario de la Chancillería de
Valladolid” (Año 1667), cuando, al hacer relación de los lugares de donde
deben proceder los pretendientes para efectuar la “Diligencia contra la hidalguía de propiedad” menciona, entre otros
lugares de España, “…y alguna parte de la Rioja, donde hay las casas de la
picina, y de ValdeOsera”.
Este documento situa Valdeosera, geográficamente,
a mediados del siglo XVII en La Rioja, a la par que da testimonio y refrenda su
condición de único Solar Nobiliario Conocido en la Sierra de Cameros.
Los diviseros de él dejaron su
impronta, en forma de labra armera, por numerosos lugares de estas tierras riojanas
y sorianas. En el libro “Valdeosera, el
Solar de las Trece Divisas” se recojen varios ejemplos pero, tras su
publicación en 2008, nuevos testimonios siguen apareciendo. He aquí algunos de
ellos:
Golmayo
(Soria).- Blasón del Solar de Valdeosera labrado en piedra
arenisca y situado en la fachada sur del edificio de una antigua granja (La Verguilla),
hoy en ruina y rodeado de maleza; sobra la cabeza del león que se suma a la
corora, aparece la leyenda “Armas de los Díez”.
En el
Catastro del Marqués de la Ensenada, figura como propietario de esta granja Don
Francisco Díez, (o Díaz).
En el
Libro Becerro del Solar de Valdeosera, aparecen: Francisco, José y Agustín Díaz
y de Mendoza, vecinos de Soria, hijos de Francisco Díaz de Orenzana, vecino de
Soria (donde fue, ya de mancebo) y
natural de Villoslada, y Ana María de Mendoza. Nietos, por línea paterna, de
Juan Díaz, y María de Orenzana, vecinos de Villoslada. Bisnietos, por la misma
línea, de Francisco Díaz, vecino de Villoslada y natural de Jalón de Cameros.
Tomaron
posesión de la Divisa “Regajal” del
Solar de Valdeosera, el 01-05-1636, Serie 5, Libro 8, Folio 282.
Estas tres labras, con la
representación de las Armas del Solar de Valdeosera, se encuentran en Santa
Cecilia (Soria); vertiente sur de la Sierra de Cameros. Cuentan los vecinos
que su original propietario disponía de más de 10.000 ovejas. Datos, sin
confirmar, apuntan su propiedad a la misma familia Díez o Díaz, de Golmayo.
La
descripción de este blasón, que viene recogida en el certificado expedido en
1636, al Solar de Valdeosera, por don Domingo Gerónimo de Mata Rey de Armas de
Su Majestad Don Felipe IV, al hacer referencia a su cuarto cuartel dice: “… aparece un oso atado al tronco de un
roble” y concluye: “El oso y el roble son Armas de Valdeosera”.
Algunas veces, bien por la impericia
del cantero, bien por su particular interpretación de la idea que le
trasmitieron, puede que el objeto tallado no se ajuste fielmente a lo que, en
realidad, debiera representar (en Valladolid, en el museo de los Filipinos hay
tallas en marfil donde aparece Cristo con ojos rasgados y lanzada en costado
izquierdo). En concreto, y respecto al animal y al árbol del dicho cuarto
cuartel, conviene aclarar que se trata de un oso (no un cánido) atado al tronco
(no a una rama) de un roble (quercus
pedunculata), muy abundante en la zona, que no a un tejo (taxus baccata), muy escaso en ella.
Los Señores del Solar de
Valdeosera descienden de Don Sancho Tejada; un apellido cuya etimología,
posiblemente, proceda del hecho de haber sustituido por tejas, las lajas de
pizarra que cubrían su mansión y de ahí la denominación de “el de la casa
tejada” o, simplemente, Tejada; con lo cual sus descendientes llevarían, por
derivación, el apelativo de “los Tejadas”.
Numerosos autores coinciden en afirmar que: “Tejada
es un Linaje castellano, del Solar de Valdeosera (Logroño)”. Y estos mismos
señores, diviseros del Solar de Valdeosera, a más de ser propietarios de dicho
Solar, también lo son de los montes Cardines, o de Tejada, como lo demuestra la
Real Carta Ejecutoria de Doña Isabel II, en base a una Sentencia pronunciada, mandada y firmada por el Sr. D. Prudencio
Joaquín de Coca, Juez de Primera Instancia en Torrecilla en Cameros, el
13-11-1845, seguida de otra Real
Sentencia dada y publicada por los Señores Presidente y Magistrados de la
Sala Segunda, que fue autorizada y legalizada por D. Mariano Blanco Recio,
escribano de Cámara de S. M., en la Audiencia Territorial de Burgos, el
24-09-1846, y posterior Real Auto, dado en Burgos el 03-11-1846, que la
declaraba por consentida y pasada en autoridad de Cosa Juzgada, que la pertenencia de “las dos montañas, de Valdeosera y
los Cardines” a estos Señores Diviseros, moradores de la Villa de
Valdeosera, y herederos de la Casa o Linaje
de Tejada. Así que cualquier resolución sobre estos términos, para que sea
legal, debe de haber sido tomada por ellos.
Lo del tejo -que nunca apareciera
en los libros de dicho Solar de Valdeosera hasta, incomprensiblemente, reciente
fecha- viene a cuento de que, a mediados del siglo XVIII se comenzó a gestar
una fabulosa argucia basada en una leyenda, con visos de realidad del caballero
Diego Pérez de Vargas, que en la conquista de Sevilla (1248) rompió su espada y
desgajando una rama de olivo (en éste caso de un tejo), la emprendió a golpes
contra una tropa de moros, no dejando uno sano. Sus compañeros le jaleaban al
grito de ¡¡Machuca, Vargas Machuca!! De ahí el nuevo apellido para él y sus
descendientes”. Historia que ya sacara a relucir Don Miguel de Cervantes, en el
capítulo VIII de su obra “El ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha”,
publicada en 1605. Al parecer, alguien particularmente interesado, intenta que
esta patraña pueda ser considerada institucionalmente como un Bien de Interés
Cultural de carácter inmaterial de La Rioja. Si tan rocambolesco supuesto fuera
tomado en serio por los responsables oficiales, y el proyecto siguiera
adelante, su declaración podría llegar a resultar un choteo nacional.
Etimológicamente, el vocablo
formado por derivación del primitivo denominado tejo, sería tejoda, y los que
se dicen descender de un señor que masacraba moros blandiendo una rama de éste
árbol debieran, en buena lógica, ser apellidados “Tejodas”. Cuestión semántica.
Logroño, 10-03-2014
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